En la oración se fortalece la amistad con Cristo
y se edifica su Cuerpo en la Unidad y en el Amor...
Oremos juntos:
Señor Jesucristo, Amigo de los
hombres,
que en la plenitud de los tiempos
nos revelaste el rostro paterno de Dios,
Padre tuyo y Padre nuestro;
desde los albores de la historia
nos has llamado a vivir en comunión contigo
en el misterio insondable del
Amor Trinitario.
Y, desde la Encarnación, esa Voz
hecha Gestos y Palabras
nos ha abierto el camino de la
reconciliación y de la paz.
“Ven y Sígueme”
es la invitación que has sembrado
en la conciencia y en el corazón
de cada uno de nosotros.
Por eso, queremos seguirte adonde
vayas,
queremos ser tus discípulos y
misioneros,
testigos de tu Evangelio y
soldados de la causa de la Paz.
La fuerza de tu Pascua es la que
anima nuestra existencia,
y el horizonte de la Gloria
Eterna marca el rumbo cierto de nuestros desvelos.
Cobijados bajo el manto de María,
fiel reflejo de los colores patrios,
queremos decirte “Sí”
a tu llamado de Amor:
aceptamos el desafío de ser
enviados en medio de nuestros hermanos
como heraldos de tu Gracia
para anunciar tu Nombre y
edificar tu Reino.
Danos tu Espíritu Santo, que nos
ilumine y fortalezca,
para que las próximas Jornadas de Jóvenes Castrenses
sean fermento de unidad
y testimonio eficaz de nuestra
consagración bautismal.
María de Luján, Madre de nuestra
Patria,
intercede por nosotros
y acompaña nuestros pasos.
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